El turismo comunitario es una actividad de doble vía, primero, parte de una mirada cuyo sustento se corresponde con el hecho de posicionar alternativas económicas pensadas desde las características territoriales comunitarias. En segundo lugar, la revalorización, la conservación y la defensa de los recursos naturales y culturales, así como la preservación de las identidades y de la historia propia, son apuestas de vida que si bien buscan el desarrollo económico local, se fundamentan en principios humanos y solidarios.

La importancia de promover, a través del turismo responsable, las economías locales, nuevas prácticas y relaciones respetuosos con la naturaleza, desde la constante búsqueda de nuestras raíces, implica también una transformación en la gestión turística, en los modos de concebir sus prácticas y aquellos valores agregados que se dinamizan en ella.

El especial temático que presentamos a continuación tiene la finalidad de visibilizar la situación del turismo comunitario en el Ecuador y evidenciar tres experiencias ejemplares comprometidas con los valores colectivos, con la cultura y el cuidado de la biodiversidad. Por tanto, abordarlas significa tomar postura por una concepción más integral sobre el territorio y sus potencialidades. Una apuesta turística es también una apuesta política que retoma la necesidad de incentivar la inclusión equitativa, la redefinición de roles y responsabilidades, la participación y, sobre todo, el empoderamiento de los pueblos y localidades por fuera de grandes monopolios. He así el verdadero sentido de su importancia.